viernes, 20 de enero de 2012

El factor común: acerca de la muerte del opositor cubano Wilman Villar Mendoza



Este es mi primer post de 2012. Lamento sobremanera que su objeto sea esta noticia que habla de lo irremediable: la muerte de otro joven opositor cubano, Wilman Villar Mendoza.  

Se trata de la extraña muerte de otro disidente en otro hospital cubano, patrón que curiosamente se viene repitiendo en la Isla a lo largo de los últimos dos años.

Primero, fue la trágica muerte de Orlando Zapata Tamayo (42 años),  del Movimiento Alternativa  Republicana, fallecido en el hospital Hermanos Ameijeiras de La Habana, el 23 de febrero de 2010, tras una huelga de hambre de 85 días  —en la que durante 18 días consecutivos le negaron hasta el agua—. 

Luego, el 5 de mayo de 2011, los medios informaron del deceso de Juan Wilfredo Soto García, "El Estudiante", en el hospital Armando Milián de Santa Clara, como consecuencia de una golpiza sufrida a manos de la policía de esa ciudad. Soto García (46 años), era miembro de la Coalición Central Opositora.

Hasta ayer la más reciente de estas muertes era la de la líder y fundadora de las Damas de Blanco, Laura Pollán Toledo, el pasado 14 de octubre. Su deceso aún nos tiene impactados por lo rápido que se produjeron los hechos. 

Ingresada en el hospital capitalino Calixto García, en a penas una semana la salud de Laura Pollán (63 años) se deterioró de modo vertiginoso. Las circunstancias de su muerte —que los médicos achacaron al dengue— aún no han sido  esclarecidas.

Nos llega ahora la noticia de otra muerte —no menos absurda y dolorosa—, la de Wilman Villar Mendoza (31 años), como consecuencia de una huelga de hambre. 

Activista de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), Villar Mendoza fue detenido el 14 de noviembre de 2011 cuando participaba en una protesta de ese grupo en la localidad oriental de Contramaestre, donde residía. 


Días después, fue sometido a un “juicio sumario” por delitos de desacato y atentado a la autoridad. Recibió una condena de cuatro años de prisión. Fue encarcelado en la prisión de Aguadores donde comenzó una huelga de hambre en protesta por su condena. 

Según familiares y opositores su salud se fue deteriorando progresivamente. El pasado viernes fue trasladado al hospital clínico quirúrgico Juan Bruno Zayas de Santiago de Cuba donde ayer falleció poco antes de las siete de la tarde (hora local). La causa de la muerte —según notificaron a su familia— fue una “sepsis generalizada” y neumonía.

Su viuda, Maritza Pelegrino, ha denunciado abiertamente a las autoridades cubanas como responsables de la muerte de su esposo.

La noticia ha desatado una violenta ola de represión en la región oriental pues el gobierno teme que se intensifiquen las manifestaciones por parte de los opositores.

En la versión oficial de los hechos ahora dirán lo de siempre: que el hombre era un criminal, que tenía pasado delictivo. Porque en Cuba pensar con cabeza propia nos hace engrosar una lista negra de "criminalidad" (lista en la que dentro de poco cabrá más de la mitad de los habitantes de la Isla). 

El factor común de todos estos hombres y mujeres —devenidos nuevos íconos de la resistencia— es el de no haberse dejardo doblegar. Su pecado: el haberse atrevido a ejercer el derecho a la libre expresión.

Porque muy a pesar de la forzada ideología que quiere imponer a porrazos el gobierno de Cuba, la disidencia en la Isla existe, es diversa y se hace más fuerte cada día.  

Porque con mujeres como las Damas de Blanco, con activistas como Sara Marta Fonseca e Ivonne Malleza; con opositores que mueren con la cabeza en alto como lo hicieron estos caidos, la sociedad civil cubana evidencia que ya ha echado a andar y no va a detenerse.

Con el peso de esta muerte largamente anunciada tendrá que hacer malabares el gobierno de Raúl Castro en un año que promete ser decisivo para la isla. En vísperas de la visita del Papa Benedicto XVI y Dilma Roussef, la presidenta de Brasil,  las miradas del mundo se centrarán en Cuba. 

Esperemos que el sacrificio de estos valientes no haya sido en vano. Ojalá logre la oposición ganar en madurez para llegar a alcanzar el reconocimiento nacional e internacional que merecen estos gestos extremos.

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