miércoles, 26 de agosto de 2009

JAMA Y LIBERTAD: todos somos Pánfilo

I.

Bajo el título Jama y Libertad el poeta Jorge Salcedo y otros bloggers nos invitan a unirnos a una campaña de solidaridad con Juan Carlos González Marcos, alias Pánfilo, el desinhibido personaje que meses atrás saltara a la fama en You Tube posando ante una cámara mientras con gran aspaviento le gritaba al mundo una verdad de Perogrullo: (en Cuba)¡hay tremenda hambre! ¡Lo que hace falta es jama!

Todos sabemos de las sucesivas apariciones del Sr. González ante las cámaras de las televisoras extranjeras que lo buscaban luego para reproducir el fenómeno mediático y aumentar su tele audiencia sin detenerse a pensar en las posibles consecuencias. No olvido su cara sobria mientras nos alertaba sobre el peligro que corría tras el imprevisto giro que tomó la situación al hacerse públicas sus primeras declaraciones. Claro, nadie escuchó. De este modo todos fuimos un poco cómplices con nuestra risa, con nuestro relajo insular característico.

Hoy, Juan Carlos González, ese hombrecillo que por su apariencia y su forma de expresarse bajo los efectos del alcohol me recuerda a los personajes del teatro vernáculo cubano, cumple una condena absurda de dos años en una cárcel de alta peligrosidad. Pánfilo, más cercano al arquetipo del antihéroe, ha pasado a ser el símbolo de toda una nación. Y para aquellos que se horroricen ante esta aseveración sólo les recuerdo unas simples verdades.

Ningún gobierno tiene derecho a impedir que un hombre exprese lo que siente. Y nosotros, cubanos, aún estando a cientos de millas de la isla que nos vio nacer seguimos sintiendo terror de firmar declaraciones de solidaridad, seguimos con hambre de justicia y lo que es peor, continuamos callando. Tenemos la boca cosida y las manos atadas. Aún estando lejos, donde nos creemos a salvo, aquel gobierno fascista sigue actuando sobre nuestras mentes de forma macabra a través del miedo, el chantaje y la coacción. Ha tenido que aparecer un borrachito en la palestra pública a gritar las verdades que a nosotros muchas veces se nos atragantan.

Hoy, ante la invitación de estos bloggers, me gustaría sentir que todos somos Pánfilo.

II.

Hace días me persigue la imagen insistente del final de V for Vendetta, un filme que les recomiendo porque refleja algo que todos hemos sufrido en carne propia: un obsoleto sistema totalitario en fase de metástasis. En este filme vemos cómo un hombre –aparentemente vencido- destruye todos los mitos del poder en una supuesta Inglaterra. Aquel hombre que se hacía llamar V había sido víctima de un experimento inhumano, por lo que necesitaba llevar un disfraz con una máscara permanentes. Fue así como se convirtió en un héroe híbrido: suerte de Edmundo Dantés y El Zorro. Por más que la truculenta maquinaria del poder se empeñó en reducirlo, él supo utilizar las mismas armas de las que se valieron los gobernantes para inmortalizarse en el poder y sembrar el terror a través de los estados de opinión: los medios de comunicación. Para darse a conocer y llevar a cabo su cometido V pasaba por la televisión. Y así, poco a poco, mediante acciones puntuales lo fue logrando. Tanto trataron de desprestigiarlo que sólo consiguieron aumentar el interés de todo el país por este singular personaje. En la escena final toda la ciudad asiste a su último acto disfrazado como él. Era algo realmente hermoso ver aquel performance en el que todo un pueblo llevaba el mismo disfraz de V, de modo que todos eran lo que el gobierno quería aniquilar.

El mensaje, cubanos, es simple: ¡no pueden encarcelar ni asesinar a todo un pueblo por enunciar su verdad!

Así sueño yo este acto de solidaridad en el que todos los cubanos seamos Pánfilo. Para quiénes aún se pregunten por qué deberíamos hacerlo les recuerdo que casi todos tenemos una madre, un hermano o un amigo que ha quedado atrás y "(...) donde está nuestro tesoro, allí también está nuestro corazón” (Mt. 6, 19-23).

Entonces, cubanos, ¿somos o no somos Pánfilo? De alguna manera, todos tenemos hambre de justicia, todos somos víctimas de la misma política, todos andamos desperdigados por el mundo a causa del mismo desgobierno.

Este blog y su autora suscriben totalmente a la campaña Jama y Libertad, no por el glamour de quien está detrás, no por una cuestión de estar in o por simple simpatía. Me uno a quienes elevan su voz sin miedo y firman y proclaman en voz alta los derechos que nos son negados a todos los cubanos sin importar el sitio donde hoy nos hallamos porque todos somos Pánfilo. Cubanos, ¡basta ya de súplicas! ¡La libertad no se mendiga, se conquista!

¡JAMA Y LIBERTAD!

Isbel Alba, Montreal, Canada.

viernes, 14 de agosto de 2009

Blogeando a Cuba, en Palma de Mallorca

Blogueando a Cuba
Encuentro de Bloggers Cubanos
Palma de Mallorca, España

Del 14 al 16 de Agosto, 2009

Amigos, desde hoy se está celebrando en Mallorca el encuentro de bloggers cubanos Blogueando a Cuba. Chez Isabella se une a los blogs que difunden este magnifico proyecto y los invita a seguirlo de cerca a traves de Twitter y del blog del evento donde es posible ir dejando preguntas para que los conferencistas les respondan luego, al final de sus presentaciones. Para quienes residimos en América o en otras regiones y no pudimos participar físicamente por diversas razones, se ha previsto el acceso a teleconferencias a través de Skype. ¡Muchas sorpresas están aún por venir! Los invitamos a visitar el sitio del encuentro y a participar en el mismo de forma virtual. A los bloggers que están en Mallorca, les deseamos mucho éxito. Ojala logren crear vínculos que permitan mejorar el trabajo que realizamos a través de la red de redes. A todo ¡saludos blogeros!

jueves, 6 de agosto de 2009

Para mi familia cubana: contigo en la distancia



Acaba de pasar el 5 de agosto y para sorpresa mía, permanecí en silencio ese día. No sentí motivación para escribir nada al respecto. Me limité a ver lo que otros bloggers habían publicado en sus bitácoras, así como numerosas fotos y videos del fallido Maleconazo de hace quince años. Resulta que a veces, por momentos, me canso de lo mismo. No es egoísmo, es un cansancio que se torna visceral y me aguijonea donde más duele hasta dejarme exánime.

El 4 de agosto había sido el cumpleaños de mi hija menor, Enya, quien por estos días se encuentra en Cuba en compañía de su hermana. Al principio pensé que mi estado se debía a la lejanía de mis dos niñas, quienes desde hace más de un mes están con sus abuelas. Pero no, no se trata sólo de eso. La cosa es mucho más grave. Podría decirse que es una mezcla de sentimientos encontrados. La semana pasada, en un resumen de noticias de la isla, mi madre me escribió lo siguiente.

“Bueno ya (…) pagué la prórroga, fueron 50 CUC ¡Por poco me muero ese día de tanto esperar! Ahora cambiaron la oficina que antes radicaba en Nuevo Vedado. Le encargué a un amigo que vive cerca de allí que me averiguara a dónde debía ir y le informaron mal. El caso es que comencé ese día por La Habana Vieja y terminé en La lisa. El maltrato es tremendo, es como si nos castigaran por tener familia fuera. Tuve que hacer una cola al sol que con este calor es uno de los peores castigos que te puedan poner. Según el oficial que atiende en información, ellos no dan ningún servicio, somos nosotros "los que pagamos para ver a nuestros nietos". Me quiso decir que ellos están ahí por culpa nuestra, pues resulta que ni siquiera llenan las planillas cuyo único objetivo es el de pegarle los sellos a los pasaportes por valor de 25 CUC en cada caso. De contra que tenemos que pagar para ver a nuestra familia, nos machucan todo lo que pueden ¡Qué obstinación!”

Esto, unido a toda la información que he recibido últimamente sobre el Maleconazo y el aumento de la represión en Cuba vino a entristecerme sobremanera y a sumirme en el desánimo en que me encuentro. Entre otras cosas leí el excelente post de Aguaya sobre su experiencia en la aduana cubana. Otra historia, entre muchas de las que documenta el blog Evidencias, que confirma las arbitrariedades a las que estamos sometidos quienes decidimos –en detrimento de nuestras convicciones políticas- mantener los vínculos afectivos con la familia que dejamos atrás.


Hoy, en silencio, he repasado una y otra vez las fotos que me mandara una amiga. Las tomó un día que pasó en el parque Almendares con mis hijas y los suyos. Observo sus caras de felicidad rodeadas de una pobreza material alucinante: un parque otrora esplendoroso, hoy en ruinas, unos caballos flacos, un río que de solo verlo me hace sentir su pútrido vaho… metáfora cabal de toda la isla. Sin embargo, me deslumbra la risa abierta que tienen mis hijas cuando están entre gente que las ama y las consiente. Pienso en lo sagrada que es la inocencia. También pienso en la forma en que la palabra Cuba brota a veces de sus bocas cual un pájaro imposible y en cuán difícil se hace controlar ciertos sentimientos. Me detengo en la foto de Enya, la que llaman la Mirena –como le digo a veces bromeando-. Me dejo ir, me pierdo en la profundidad de su ojos, casi puedo palpar su cabello tan negro hasta sentirlo en mis labios. Flaqueo. Cuando la tengo al habla y pronuncio su nombre se me quiebra la voz. Al principio no me reconoce. Hablo un rato con todas mis matriarcas y me quedo peor que cuando llamé sabiendo que todos mis amigos irán a festejar el cumpleaños de mi hija en mi ausencia. Ni siquiera siento envidia. Así de brutal puede ser la tristeza cuando lo tiñe todo.


En un golpe de rabia pronuncio en voz alta el nombre compuesto de mi hija que evoca al fuego y la divinidad; la siento viva, llena de esa rebeldía que es su sello personal. En un conjuro pido trasponer esas características a aquella cárcel de agua. Deseo con todo mi ser que se encarnen y magnifiquen en Cuba sacudiendo la isla toda hasta dejarla inmaculada bajo un nuevo día en el que ya no tengamos que doblegarnos ante nadie en nombre del amor. Un día en el que un pueblo como un solo hombre se levante gritando ¡NO MAS ULTRAJE! Un día en el que los de aquí no paguemos más tarifas absurdas para tener lo que nos corresponde. Un solo día en que la libertad deje de ser un concepto abstracto, una categoría filosófica, política o social para convertirse en un estado de derecho que nos permita renacer como cubanos.

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