En esta segunda parte del documental presentado en Tout le monde en parlait la imagen de Fidel Castro es cada vez menos atractiva. El sueño cubano resulta cada vez más ilusorio. En el 80 más de 150 000 cubanos se van del país traicionando la revolución cubana.
Fecha de difusión/Date de diffusion : 30 août 2011
Realización/Réalisation : Jean-Claude Le Floch, Alain Abel
Producción/Production : Radio-Canada
País/Pays : Canada
Invitados/Invités : Cesar Reynel Aguilera, Dulce Maria Cruz Herrera, Claude Dupras, Jacques Lanctôt, Jacobo Machover, Eduardo Manet
En momentos en que el más senil de los dictadores latinoamericanos presenta sus memorias en el libro Guerrillero del tiempo, conviene llamar la atención sobre la retransmisión de un documental que presentó el espacio Tout le monde en parlait, de RDI esta semana.
Se trata de un material audiovisual de Radio Canadá sobre Cuba y la revolución encabezada por Fidel Castro en el que entrevistan a César Reynel Aguilera, médico y escritor refugiado en Montréal; Dulce Maria Cruz Herrera, especialista en derecho internacional de origen cubano; el ingeniero Claude Dupras, quien hizo venir a Fidel Castro a Montreal en 1959 mientras era el presidente de la Joven cámara de comercio de Montreal; Jacques Lanctôt, militante del FLQ exiliado en Cuba durante varios años; Jacobo Machover, escritor y periodista cubano y Eduardo Manet, escritor cubano.
En el enlace encontrarán la presentación del documental en francés —por suerte, César Reynel habla en español; las imágenes de archivo también son una maravilla—.
Una rareza de documental en un país cuya prensa oficial evita profundizar demasiado sobre el tema de Cuba y los derechos humanos. Por eso se agradece doblemente que hayan tenido la decencia de dejar los comentarios donde los entrevistados llaman a las cosas por su nombre.
Como lo demuestran mis dos últimas entradas en este blog, el arte cubano en Canadá sigue gozando del aprecio del gran público.
Aquí les dejo la programación del mini festival de cine cubano que viene celebrándose en Kingston Ontario, por estos días.
Me gustaría señalar que en cada una de estas presentaciones el público puede intercambiar directamente con el guionista, nuestro entrañable Francisco García González. ¡Un verdadero lujo!
Hace tiempo que somos como niños y no podemos decir lo que pensamos o
imaginamos. Cuando el censor desaparezca ¡porque alguna vez sucumbirá
demolido por una autopista! estaremos decrépitos y sin saber ya qué
decir. Habremos olvidado el cómo, el dónde y el cuándo y nos sentaremos
en una plaza como la pareja de viejitos del dibujo de Quino que se
preguntaban: "¿Nosotros qué éramos...?"
María Elena Walsh
Retrato de María Elena Walsh (1980), por Sara Facio. Fuente: wikipedia
Quizá para muchos cubanos de mi generación el nombre de María Elena Walsh no signifique mucho. Acostumbrados a la falta de información con que crecimos esto no sería el peor de los pecados. Sin embargo, estoy segura de que los personajes de sus obras infantiles y su poesía de baby flower nos acompañarán por siempre. ¿Quién de los nacidos en la década de los 70 no recuerda a Perro salchicha, la Canción del jardinero o la del brujito de Gulubú, su famosa Canción de la vacuna?
En medio de una lluvia de animados socialistas —los llamados "muñequitos de palo"—, muchos de estos temas eran convertidos en video clips por artistas del Instituto cubano de la Radio y la televisión (ICRT). Ellos aportaban una nota divertida a nuestras cronometradas tardes infantiles delante de la pantalla de los televisores rusos.
¿Por qué decido celebrar hoy la vida de María Elena Walsh? Porque un día como hoy —pero en 1930— nació esa gran artista en el barrio de Mendoza, Argentina.
María Elena Walsh fue criada en un ambiente liberal donde estuvo en contacto con todas las criaturas y la naturaleza que más tarde poblarían sus obras. Todos coinciden en señalar que de joven era tímida y rebelde y que leía mucho. Indudablemente, esta mezcla daría sus frutos pues fue una escritora precoz.
Comenzó a publicar a los 15 años con colaboraciones para la revista "El Hogar" y el diario "La Nación". Dos años más tarde, siendo aún estudiante de la Escuela Nacional de Bellas Artes, su libro "Otoño imperdonable" recibía el segundo Premio Municipal de Poesía. El jurado declaró que no le otorgaban el primer premio debido a su juventud.
Sin embargo, "Otoño imperdonable" fue aclamado por la crítica y recibió el reconocimiento de grandes escritores de hispanoamérica como Juan Ramón Jiménez, Jorge Luis Borges, Silvina Ocampo, Eduardo Gozález Lanuza y Pablo Neruda.
A partir de ese momento la autora pasó a convertirse en una figura pública. Sus ensayos y textos comenzaron a aparecer en diferentes publicaciones.
Luego, con solo 19 años, fue invitada a Estados Unidos por Juan Ramón Jiménez, genuino admirador de su obra quien luego intententó destruirla emocional y artísticamente. A pesar de la sombra de éste, Walsh supo vencer su influjo negativo y continuar su carrera.
También logró desprenderse del asfixiante clima político argentino en el que sólo se podía ser peronista o antiperonista. Eso por no hablar de las rígidas normas de conducta social... Fue así como en los años 50 se autoexilió en París, junto a Leda Valladares, con quien conformaría el dúo de música folclórica "Leda y María". Por esa época comenzó a escribir sus versos para niños.
Su obra infantil —compuesta por canciones, poemas y guiones de televisión— está impregnada de belleza y fantasía. Así, dueña de un estilo muy propio donde el lirismo y el absurdo se dan la mano, ha logrado trascender diferentes generaciones y fronteras hasta nuestros días.
María Elena Walsh recibió numerosos homenajes en vida, entre ellos el de ser nombrada Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires (1985), Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Córdoba (1990), entre otros. En 1994, pudo ver publicada la recopilación de sus canciones para niños y adultos. Luego, en 1997, se estrenó una película inspirada en su personaje de la tortuguita: Manuelita, ¿dónde vas?
Pero pienso que más allá de los homenajes puntuales su éxito fue rotundo, pues a lo largo de su carrera publicó más de 50 libros y 20 discos.
Esta prolífica mujer murió el 10 de enero de 2011, a la edad de 80 años. Me alegra saber que su vida fue una constante espiral llena de retos, que supo vencer sus miedos y no cejó hasta encontrar una voz propia. Que hizo a un lado las convenciones sociales que condenaban su sexualidad, que a pesar de su amor a la naturaleza y los niños siempre fue una mujer de su tiempo pues alzó su voz para condenar duramente a las dictaduras de turno en America latina.
También fue una feroz defensora de nuestra lengua, como lo evidencia su artículo La eñe también es gente, en el que se bate por la utilización de la emblemática letra del español en Internet.
Todo eso y más nos dejó esa mujer increible que marcó nuestros días de infancia. A mí me enorgullece sentirme heredera de su legado.
Hoy, escribiendo este post, recuerdo especialmente a uno de esos amores de juventud —tan semejante a Juan Ramón Jiménez—, una de esas personas que se empeñan en reducirnos, un ser que condenaba mi frivolidad porque todavía me gustaban "los muñequitos" siendo ya bastante grande.
Me pregunto si esa persona sabrá que sin quererlo, algunos de los versos de la Walsh —esa hacedora de cantos y mundos para niños— se convirtieron en temas emblemáticos de la canción protesta latinoamericana. Temas tan actuales como este que aquí les dejo a manera de despedida, para avivar nuestra esperanza.