miércoles, 17 de agosto de 2011

Orgullo gay de ida y vuelta: una mirada de isla en isla (II)


endy Iriepa e Ignacio Estrada se dirigen al Palacio de los matrimonios para legalizar la primera unión entre un homosexual y una transexual. La primera boda trangénero de Cuba. En el auto, al lado del condunctor, el bogger Orlando Luis Pardo Lazo, quien documentó buena parte de la boda. Fuente: ABC.

Pero volvamos a la ceremonia. Lo que más me gustó de la boda no fue el Ford rojo descapotable que traía enloquecido a Orlando Luis Pardo Lazo; tampoco los trajes, ni la novia tan regia —que muy bien podría hacer sentir miserable a cualquier mujer debido a su belleza y femineidad—. 

Lo que verdaderamente me colmó de dicha fue ver reflejada la alegría en los rostros de las líderes de las Damas de Blanco —que por esta vez se presentaron como mujeres comunes y corrientes, dejando en casa sus simbólicos atuendos—. Tanto como descubrir al ex prisionero político Héctor Maceda compartiendo con su esposa entre amigos como lo que realmente es: un hombre libre. También descubrir aquí y allá entre la muchedumbre los rostros de conocidos bloggers que ya se nos han vuelto entrañables a quienes seguimos la producción de la blogósfera cubana.

 Al centro, Laura Pollán, maquillada y vestida de negro. La líder de Las Damas de Blanco —invitadas de honor— llega al Palacio de los matrimonios donde se celebra la primera boda trangénero de Cuba.  Fuente: facebook de Pedro Luis Castro, blogger de Fotos desde Cuba.

 El ex preso político Héctor Maceda, esposo de Laura Pollán, en compañía de otra de las lideres de las Damas de Blanco, Bertha Soler. Fuente: facebook de Pedro Luis Castro, blogger de Fotos desde Cuba.

Allí, ante mis maravillados ojos, estaba la evidencia. La posibilidad real de una vida ordinaria para estas personas, sin la amenaza permanente que sobre ellos planea : el estallido de un acto de violencia a la vuelta de la esquina o frente a la puerta de su propia casa. Algo que ya habíamos visto en otra ocasión, cuando la blogger Yoani Sánchez fue homenajeada en La Habana, durante la ceremonia en la que se le hizo entrega del Prince Claus Award.

Esta idea se convirtió durante todo ese día en un pensamiento persistente que me devolvió de lleno a este país (Canadá), a la ciudad que hoy habito (Montreal) y a mi entorno inmediato. 

 La bandera gay del arcoiris integrada a la arquitectura de la estación de metro Beaudry, sello inconfundible del Village gay de Montreal. Fuente: wikipedia.

Como todos saben, Montreal goza de merecida fama a escala planetaria por su Village, por el carácter abierto de sus habitantes, por su vida cultural que transcurre en un escenario urbano donde confluye lo mejor de la cultura francesa y norteamericana. Pero Montreal es hoy mucho más que eso, es un centro signado por el multiculturalismo, un lugar refinado y moderno donde la tolerancia y el respeto en todas las esferas de la vida social son la norma.

Colmo de coincidencias, al día siguiente de la controvertida primera boda gay —en realidad transgénero— de La Habana, tuvo lugar el día del Orgullo gay en Montreal. Y con ello llegó todo el despliegue de alegría y tambores, de estridencia y policromía que trae consigo el desfile que tradicionalmente acompaña esa celebración. 


Ver también:

Orgullo gay de ida y vuelta: una mirada de isla en isla (I)

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