sábado, 24 de septiembre de 2011

Nelly Arcan: un pulso literario para la historia

Para "la dama que llora", en su aniversario.

Página de incio del sitio web oficial de la escritora canadiense Nelly Arcan.

A principios de este mes de septiembre fue lanzado el sitio web oficial de la escitora canadiense Nelly Arcan. La actividad tuvo lugar en el Consejo de las Artes de Montreal, en presencia de los padres de la fallecida autora. 

El lanzamiento del sitio a casi dos años de su deceso  es un merecido homenaje a la figura de esta gran escritora quebequense. En él, Arcan es presentada desde una perspectiva de literata, con toda la profundidad que su obra merece.  Allí aparecen relacionadas su bibliografía, una compilación de sus crónicas (no están todas, pero prometen ir subiéndolas progresivamente), sus temáticas y obsesiones recurrentes, así como una presentación de los personajes de sus novelas. 

También, para deleite de sus admiradores que somos muchos —a pesar del estilo tan denso y muchas veces políticamente incorrecto de esta narradora— su página web nos permite acceder y descargar numerosos textos inéditos, incluso trabajos de su época de estudiante en la UQAM. Ejercicios donde ya era posible vislumbrar el tremendísimo talento de la joven escritora en ciernes.

Entre esos numerosos inéditos de Nelly está "La Honte", texto en que la autora describe la humillación que experimentó durante una entrevista en el programa Tout le monde en parle.  Esta  publicación levantó gran revuelo recientemente en los medios debido a la reacción de Guy A. Lepage, el conductor del programa, quien confesó haberse sentido profundamente afectado tras haber leido las impresiones que la joven refleja en su escrito tras su paso por el plató de Radio Canadá. 

Cuestión de perspectiva, dirán algunos. O que las mujeres somos demasiado sensibles e imprevisibles, dirán otros. Yo coincido con muchos lectores y revindico la visión de Nelly. La entrevista dejó un sabor a mediocridad, a machismo latente, a sexismo societal. 

No logro entender cómo a Lepage le parece que fue "generoso" en su forma de entrevistarla cuando su cómplice en el panel, Dany Turcotte, le confesó a la escritora ante las cámaras que la profundidad de su escote no lo dejaba fijarse en su cara, pasando por otras pesadísimas bromas que la incitaban a "frencher" a una de las asistentes del programa para hacer la demostración delante la audiencia de una de las prácticas que Nelly evocaba en sus crónicas como parte de los modismos de la vida nocturna en su barrio, Plateau Montréal.

Una cosa es cierta, el pulso que tanto le insistieron echara contra uno de los machazos que la rodearon durante aquella emisión lo ha dado Nelly Arcan desde la historia de singular manera. Su pulso no puede medirse por su frágil vida deshecha en jirones de tantas muertes sucesivas en los días de burdel. Tampoco en su agonía de mujer ilustrada y paradójicamente prisionera de la "burka de carne". Muchísimo menos por su descompuesta figura durante aquella vergonzosa entrevista. 

El pulso de Nelly Arcan lo da la potencia del grito desesperado que trasciende sus textos reflejando una sociedad enferma y narcicista donde el hombre aún sigue ocupando la posición del rey mono sabio —a pesar de tanto ridículo recurrente—.  Ha sido esa estocada literaria póstuma la que aniquiló a esos tres tristes personajillos y ha venido a hacerle un poco de justicia retroactiva a esta lastimada criatura. 

Para decirlo con las palabras de otra loca, otra hermosa suicida, hoy hace dos años que su cuerpo-jaula se hizo pájaro y devoró sus esperanzas. Por eso hoy evoco a la escritora que fue Nelly Arcan, para hacerla existir. Pero esta vez, a manera de exorcismo, la revivo desde su literatura, como ella merece. Desde su obra que siempre fue y será lo mejor de sí misma.











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