domingo, 25 de septiembre de 2011

La condesa sangrienta... debajo estás tú, Alejandra

 Alejandra Pizarnik, vista en Libros del Zorro Rojo

Otra vez septiembre. Septiembre nunca ha sido un mes fácil para mí. Demasiadas pérdidas. Demasiadas despedidas... Incluso cuando se trata de seres a los que nunca conocí físicamente. Personas con las que no coincidí en el tiempo pero cuyo espíritu he sentido muy cerca de mi alma. Me refiero a seres que admiro y que en algunos casos emprendieron el último viaje hace ya mucho, cuando yo apenas  regresaba a este mundo.

Algunos de esos elegidos que han tocado mi vida han sido intelectuales —mayoritariamente féminas—. Por ellas siento una pasión que degenera en morbosidad. Ese deseo me ha movido a querer desencriptar sus universos más íntimos, llevándome a interesarme por todo lo que han tocado de cerca o lejos. 

En esa dinámica, me complace ver que otros también han sucumbido al poder de seducción de estas criaturas tan controversiales. Interacciones sorprendentes que en algunos casos nos dejan joyas artísticas como estas que aquí les presento. 

 Imagen que encabeza la sección dedicada al libro "La condesa sangrienta", de Alejandra Pizarnik, en la web del artista gráfico Santiago Caruso, su ilustrador.

Hoy, en el aniversario de la muerte de la poetisa argentina Alejandra Pizarnik (Buenos Aires, 29 de abril de 1936 - Ibíd., 25 de septiembre de 1972), quiero hacerla volver a través del imaginario salvaje de ese creador excepcional que es Santiago Caruso quien recreó en imágenes la pesadilla narrada por Alejandra en su ensayo La condesa sangrienta

En esas páginas, Pizarnik aborda la historia (¡real!) de la noble de Transilvania Erzébet Bathory. Relata la tortura y asesinato de más de 600 muchachas por la Condesa Bathory, un personaje siniestro que emula al mismísimo Vlad Tepes. Pero este es sin duda un tema que merece otro post. 


Portada del citado libro. Fuente: Libros del Zorro Rojo

Regresemos a la obra gráfica de Caruso. Aquí pueden visitar la galería completa que contiene las imágenes que ilustran esta singular pieza editorial que nos regala Libros del Zorro Rojo. Sí, los invito a un festín, los convido a deleitarse con la producción de Santiago Caruso, un artista que no pertenece a este tiempo. 

Repasando una vez más estas obras que he escudriñado cientos de veces —sin llegar a saciarme de ellas visualmente—, vuelvo al exergo de Sartre que introduce este ensayo :

"El criminal no hace la belleza; él mismo es la auténtica belleza"

Inevitablemente esto me hace pensar en la eterna niña que fue Alejandra Pizarnik, atrapada en su mundo de muñecas y espejos, de lilas rotas. Ella, que hacía el amor con las palabras, descifró el mensaje de Sarte a su modo cuando ya ningún otro lenguaje fue suficiente para traducir su existencia. 

No la juzgo. Ni a ella ni a las otras dadoras que decidieron violentarse para "morir de su propia muerte". Pienso que en ese último gesto subyace un deseo compulsivo de superar la insoportable banalidad de todo lo mundano. Fue asi como ellas, las que murieron por su propio designio, eligieron transmutarse —a la manera Sartriana—, en la auténtica belleza.

2 comentarios:

  1. Que calida reflexion y tan humana a la vez, es muy tuya esa forma de rendir homenaje a seres que inspiran admiracion en cualquier momentos de nuestra vida.
    Mis cariños para ti mi hermana del alma, no se si a veces te añoro o te extraño dia a dia pero siempre estas en mis pensamientos.

    CARLA

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  2. Queridísima mía,

    Gracias por tus palabras. Creo que debes recordar perfectamente mi fascinación con esta poetisa. Recuerdo haber viajado para estar con uds. llevando uno de sus cuadernos conmigo; por aquella época lo arrastraba a todas partes. Sí, para mí ella y muchas otras forman parte de mi vida.

    ¿Tú, cómo estás? Espero que todos estén bien por casa. También te extraño mucho pero esas son cosas que es mejor ni mentar.

    A ver cuándo echamos una charlita, que hace ya bastante que no siento tu voz. ¡A ponernos de acuerdo y a dar palique por Skype!

    Te quiere, mucho te quiere, tu primi de siempre.

    ResponderEliminar

¿Y qué tú crees?

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