Con estupor descubrí hoy a través de Yahoo la noticia de la muerte súbita del rey del pop, Michael Jackson, a sus 50 años. Automáticamente todos los medios de difusión comenzaron a hacerse eco de la noticia. Aparte de los consabidos homenajes que requieren ocasiones como estas y que incluyen videos que resumen en imágenes y collages de videos la carrera de la estrella, así como los comentarios de artistas famosos canadienses, entre los que por supuesto lleva la voz cantante nuestra "Céline", me llamó la atención ver sobre las ondas de TVA a la comentarista consultando en directo frente a las cámaras algunos blogs como el de Perez Hilton, entre otros sitios de interés, que reseñaban la noticia. También constaté que pocos minutos más tarde, Wikipedia ya había actualizado su entrada añadiendo la fecha de la muerte del cantante. Prueba del poder y del alcance de las nuevas tecnologías en la difusión de la información.
Para mi fue un momento de sorpresa y también de tristeza. Fue como si una parte de mi adolescencia se fuera para siempre. Creo que todos los cubanos que fuimos jóvenes y asistimos a las fiestas de secundaria durante el primer quinquenio de los 80 sentimos hoy algo semejante. Y es que para nosotros aquellas fiestas que se organizaban cada fin de semana en casa de algún amigo con swing era uno de nuestros pocos momentos de sana diversión. En aquellas especie de discos caseras no podía faltar el obligado Roberto Carlos para "matizar" bailando apretados con la persona que nos gustaba. Pero sin dudas eran las canciones del "Mykel" -como todos le llamaban en Cuba- las que le ponían el punto a las fiestas. Prueba de su popularidad en la isla es la cantidad de recién nacidos que por aquella época llevaron su nombre.
A muchos de los que me conocen les resultará graciosa esta anécdota. Yo estudiaba en la secundaria Felipe Poey, antigua anexa a la Universidad, la misma escuela a la que asistía Tony Menéndez, personaje archiconocido en la televisión cubana tanto por su grupo de danza infantil como por sus aventuras en las que destaca la inolvidable "Furia Blanca" en la que Tony encarnaba a "Carito", nombre que lo ha acompañado siempre. Pues bien, en aquellas fiestas, cuando ponían Beat It la gente hacía un circulo para que Tony y una servidora bailaran. Hoy me acuerdo de eso y me entra una risa hilarante porque el baile nunca fue mi fuerte. No obstante, nosotros invariablemente haciamos una especie de coreografía -que nunca ensayábamos- con esa canción.
Recuerdo que la cosa empezaba a lo Tango apache: con los primeros acordes Tony hacia como que me abofeteaba, luego cuando cambiaba el ritmo yo lo tomaba por el cuello de lo que llevara puesto y bailábamos una especie de Champion (porque eso sí, ¡yo era rockera!) en el que hacíamos muchas maromas con manos y pies. Después, en la parte del punteo, le seguía un baile de Kansas. Sin dudas ¡ esa era la mejor parte! Tony me cogía por la cintura y me echaba hacia atrás y yo movía la cabeza endiabladamente para todos lados con aquella melena indómita siempre al ritmo de la exquisita música, ¡jajajaja!!! Era un momento de gloria efímera que me convertía en una chica muy popular porque nadie, absolutamente nadie podía bailar Kansas de esa manera. Recuerdo muchas sesiones en casa de mi amiga Gidnia durante las cuales ella trataba de aprender aquellos pasos conmigo y siempre terminaba cayéndose mareada en el piso. Evidentemente, yo no tenía problemas de la columna ni de la cervical, LOL!
También recuerdo que una mañana en mi casa del Vedado, donde siempre se veían los canales extranjeros porque mi padrastro tenía una antena súper alta, amanecimos viendo We are the world. En cuanto mi madre se fue para el trabajo llamé a mis amigos rockeros de la escuela -todos mayores que yo- y como por arte de magia la casa se llenó de pepillos peluses que estuvieron frente a la tele hasta medio día, hora en que yo entraba a la secundaria. Imagino que cuando se enteren de esta noticia pensaran en aquel día, porque para nosotros fue mágico poder asistir a todo aquello en directo gracias a la televisión americana. Sencillamente, ¡nunca antes habíamos visto a tantos artistas norteamericanos juntos! Yo alucinaba viendo a Steve Perry a quien adoraba por su época en Journey. También a Cindy Lauper junto a Kim Carnes, de quienes conocía muchas canciones. A otros como Willie Nelson, Bruce Springsteen, y Bob Dylan era primera vez que los veía. La imagen de todos en un mismo estudio es algo que nunca olvidaré.
Para delicia nuestra aquella mañana pasaban una y otra vez el video y las entrevistas a los diferentes artistas. Hay que reconocer que muchas iniciativas similares siguieron luego, pero la pionerita y a mi juicio la más hermosa, fue esta que convocara Michael Jackson con su bellísimo tema para sensibilizar al mundo a propósito de una causa tan humana.
Queden estos recuerdos, que muy bien podrían ser los de cualquier cubano de mi generación, como homenaje a un artista increíble, a un hombre que no hizo más que alegrarnos la vida iluminando nuestras adolescentes noches con el regalo de su música.
M has hecho recordar mi adolescencia. Q felices éramos entonces, cuanta ingenuidad.Yo pasé el preuniversitario en el "Cepero" d la Víbora, pero vivía en S.J.d las Lajas..Muchas veces salia corriendo del Pre a tomar los 2 buses q debía tomar para llegar al pueblo,y sentarme frente a la tele a ver las novedades d los canales norteaméricanos, cuando las condiciones meteorológicas lo permitian..Todos haciamos lo mismo, cada quien en su casa, y al sgte día comentábamos lo visto entre todos. M Jackson también fué uno d mis ídolos en esa 1ra juventud..Yo pasaba largas horas frente a un espejo, en el cuerto d mis padres,ensayando aquel pasillo espectacular q estrenara "El Maike" en una presentación en vivo , cantando Billy Jean..cuantos recuerdos.
ResponderEliminarSaludos desde mi rincón del Mundo.
Michell: gracias por tu comentario. Así es, ¿quién no sintió la influencia de Michael Jackson? Y lo que aquí cuento de los canales ¡era una fiesta cuando se veían! Uno se quedaba lelo delante del televisor. Cierta vez una alemana me comentó con desprecio que no sabía cómo a los cubanos nos fascinaba la televisión extranjera y es que para entender eso hay que vivir allá adentro y sin privilegios. Es como todo en la vida, basta no tenerla para querer tener acceso a ella. Un saludo para ti y gracias por pasar y comentar.
ResponderEliminarAunque algunos sucesos opacaron a MJ como persona, siempre fui una admiradora de su desempeño como artista y creador y lo admiraré siempre.
ResponderEliminarCuando era niña y soñaba con ser bailarina como sueñan la mayoría de las niñas, disfrazada y con aretes y collares más grandes que yo bailaba frente a un espejo. Más tarde, siendo ya una jovencita, trabajé un tiempo como stripper y su música acompaño muchos de mis shows.
Ha muerto un rey.
¡ Adiós Michael.... Se fue un gran Artista donde muchos de nosotros hemos marcado momentos de nuestra vida con su música momentos para siempre en la historias de nuestros días
ResponderEliminarAdiós para siempre.................
Así es, creo que todos tenemos nuestra pequeña historia con la música y el arte de Michael Jackson. Gracias Armienne y José Ramón, por compartir aquí sus memorias a través de sus comentarios. Saludos.
ResponderEliminarIsabella.
ResponderEliminarTodavía conservo unos cassettes de Michael Jackson de los 80-90.
¡Todavía se oyen! Los volví a poner ayer.
De nada.
Es un honor compartir con usted.
Armienne, consérvalos, son reliquias del pasado. Cuando vine para Canadá me traje una caja entera de casetes y aún los tengo. Tienen valor sentimental más que nada y no encuentro la forma de desprenderme de ellos. Pero bueno, qué otra cosa podría decirte una museóloga, ¡jajajaja!!! Saludos.
ResponderEliminarYo tampoco puedo desprenderme de esos cassettes viejos.
ResponderEliminarSon parte de mi vida.