jueves, 9 de diciembre de 2010

¡Lo que no sirve se bota!

La solución biológica "al problema cubano". Ilustración: Taylor Jones for The Hoover Digest. Fuente: La Nueva Cuba.

Leo a Raúl Colón (Lettres de Montréal) y a Tony (Generación Asere). Ambos bloggers vuelven sobre la cuestión cubana, nuestro leitmotiv en esta isla virtual que hemos ido construyeno en la blogósfera. Raúl,  lo hace criticando la capacidad de aguante del pueblo cubano. Tony, indagando sobre el impacto de las leyes y medidas implementadas por los congresistas norteamericanos hacia Cuba .

Es cierto que lo que determina EEUU tiene repercusiones en la economía de la isla. Sin embargo,  eso no determina -ni determinará- un cambio socio-político en Cuba. Prueba de ello es que tan ineficaces han sido las políticas de Bush como esta de la administración Obama. Al final, en Cuba no ha cambiado nada.

Si miramos la cuestión desde otro ángulo podríamos pensar que para ser EEUU "el enemigo" de un pueblo  tan prepotente como el cubano -léase gobernante y ex-gobernante-, le hemos dado una importancia  bastante exagerada a través de estos 50 años. ¿No será todo ese humo una justificación para cubrir la ineficacia socialista?

Sigo pensando que el problema de Cuba no depende de la política que EEUU decida adoptar hacia la isla. Esa es una simple justificación que hemos ido asimilando a causa de tantos años de discurso oficialista cubano. Lo peor es que hemos terminando por creerlo. 

El problema de Cuba es la desidia general que impera, fruto de la doble moral que nos han inoculado desde que tenemos uso de razón. El problema radica en la corrupción que reina en las altas esferas de "elegidos" que de ningún modo representan los intereses del cacareado pueblo cubano.  

Gran parte del problema de Cuba se resume a la ausencia de un auténtica sociedad civil, pues hablamos de un pueblo que ni conoce ni reclama sus derechos. Mientras eso siga ocurriendo, mientras los cubanos de a pie no se sacudan y aprendan a decir "¡BASTA!" y actuar en consecuencia, seguirán los políticos de uno y otro lado del océano viviendo del cuento de la buena pipa cubana.

El problema cubano precisa una reflexión seria que debería ser tarea obligada de cada compatriota donde quiera que hoy se encuentre. Si seguimos como vamos, Cuba marcha hacia la hatianización. Por eso, nuestro país requiere un cambio radical, como apuntó recientemente Fariñas. Uno que remueva el mal de raíz.

Entonces, no hay que seguir echándole la culpa al imperialismo.  Tampoco hay que  contentarse con los anunciados cambios del modelo económico. En Cuba no puede haber cambios a medias. Ha pasado demasiado tiempo para que ahora esta vieja fórmula que ya fuera adoptada por Pinochet en su momento -¡vaya semejanza la de estos dictadores latinoamericanos!- aporte resultados positivos a corto plazo.

Porque, ¿cómo pretender un cambio cuándo sabemos que el sistema de gobierno cubano  y su política  son obsoletos? ¿De qué cambios hablamos cuando las libertades de todos los cubanos siguen siendo violadas? No sé cómo es posible olvidar tanto. 

Dicho en buen cubano: ¡lo que no sirve, se bota!


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