Nelly Arcan en el espejo

Por estos días el mundo literario quebequense está de luto y no sale de su conmoción. Tras una muerte anunciada, la joven escritora Nelly Arcan finalmente cruzó la delgada línea que la separaba del último umbral. Aunque la muerte por suicidio es moneda corriente en esta sociedad –cosa que no es un mérito, sino todo lo contrario-, el trágico final de esta intelectual me lleva a reflexionar sobre numerosas problemáticas.

En este artículo no abordaré nuestros fracasos sociales, puesto que incorporar cambios a ese escala conlleva procesos mucho más complejos y esos sólo se logran a largo plazo. Prefiero concentrarme en comentar esas pequeñas cosas que sí podemos cambiar a nivel personal, enfocándolas desde una perspectiva bien subjetiva, para mejorar nuestras vidas. Hoy, con la excusa de hablar de literatura, me voy a referir a temas que afectan a las féminas, tópicos que para algunas son más sencillos y para otras más complejos, pero cuya comprensión –estimo- podrían ayudarnos a evolucionar dejando atrás angustias innecesarias.

¿Quién fue Nelly Arcan?

Su verdadero nombre era Isabelle Fortin (March 5, 1973– September 24, 2009). Nacida en Lac-Mégantic, en la región de los Cantones del Este de Quebec, Nelly Arcan vino muy joven a esta ciudad donde cursó estudios de literatura en la Universidad de Quebec en Montreal. Para costear sus estudios ejerció la prostitución trabajando en una agencia de acompañantes (escorts).

Putain (2002), la primera novela de Arcan, auto ficción que se inspira en sus sórdidas experiencias de esos años, fue publicada casi simultáneamente en Francia y en Canadá. El libro estuvo nominado para importantes premios como el Médicis y el Fémina. Esto le valió a su autora un reconocimiento inmediato proyectándola a la fama de forma vertiginosa. A eso le siguió una carrera brillante: Folle (2004), L'enfant dans le miroir (2007), A Ciel Ouvert (2007) y Paradis clés en main, (que saldrá publicado a fines de 2009). Arcand fue además columnista en Ici Montreal magazine hasta el fin de sus días; también escribía en su blog.

Lo más notable quizá es que a escasos años de su éxito y aún estando viva su obra haya pasado a formar parte de numerosos planes de estudio que abordan las letras de Quebec y las problemáticas vinculadas al feminismo.

Cuando observamos sus fotos nos encontramos con una imagen tan agradable y perfecta que siempre da la impresión de estar retocada con Photoshop. Pienso que una de las preguntas que más se ha hecho este pueblo a la largo de esta semana ha sido ¿qué puede llevar a una mujer tan bella, talentosa y exitosa a quitarse la vida de ese modo? Las respuestas no son simples, como tampoco lo fueron las obsesiones de Nelly Arcan en vida.

Violencia, sexo, drogas y el ángel más terrible: la belleza

La literatura de Nelly Arcan está signada por leitmotivs que traducen sus obsesiones de mujer, sus miedos existenciales. El sexo, el amor, el culto a la belleza y el terror a envejecer ocupan lugares preponderantes en sus libros. En todos, como reverso de la medalla, aflora la violencia. No se trata sólo de la vieja dicotomía de Eros (amor como principio de vida) y Tánatos (la muerte omnipresente, como el principio opuesto y necesario que equilibra y marca un ciclo de resurrección) que se inscribe en la mejor tradición de la literatura francesa con exponentes como Bataille. A pesar de describir vívidamente los lugares y los actos, los textos de Arcan utilizan un lenguaje que no invita al regodeo erótico ni al vuelo de la imaginación.

En su verbo hay cierto placer masoquista al exponer el acto sexual de forma descarnada y brutal como transacción resultante de la imagen maniqueísta construida por los medios (léase pornografía y publicidad) alrededor del cuerpo de la mujer. A este respecto, Nelly utiliza términos como mujer-vulva, mujer-larva y Pitufina (cuyo único fin es el de ser femenina y reconocida como tal). La autora se regodea en la violencia que subyace en el acto de “intercambio” en que tantas veces se convierte el sexo en nuestros días. De esta forma, cuestiona sin ambages nuestra sociedad y los valores que nos son transmitidos.

La obra de Arcan desenmascara así una brutalidad intrínseca que muchas veces nos empeñamos en no ver o querer disimular en esa imagen de mujer objeto que se nos impone y prevalece (muchas veces de forma inconsciente) en la proyección del deseo masculino.

Dentro de su producción literaria, L'enfant dans le miroir merece una atención particular. Libro inquietante que recomiendo a todas las lectoras que tengan hijos –sobre todo niñas- Esta corta historia nos muestra la angustiosa visión de una chica que está pasando a la adolescencia, que se está haciendo mujer. El libro refleja procesos difíciles como la búsqueda de la belleza, la construcción de la autoestima y la aceptación de nuestra imagen de mujer en la mirada del “otro”.

Heredera de Lautréamont, todo el libro es un regalo de sabor acidulado, negro. Nótese que esta huella también es identificable en obras de otras escritoras suicidas, como Alejandra Pizarnik, sobre todo en sus poemas eróticos o en aquellos referidos a la infancia.

(Continuará)