jueves, 6 de agosto de 2009

Para mi familia cubana: contigo en la distancia



Acaba de pasar el 5 de agosto y para sorpresa mía, permanecí en silencio ese día. No sentí motivación para escribir nada al respecto. Me limité a ver lo que otros bloggers habían publicado en sus bitácoras, así como numerosas fotos y videos del fallido Maleconazo de hace quince años. Resulta que a veces, por momentos, me canso de lo mismo. No es egoísmo, es un cansancio que se torna visceral y me aguijonea donde más duele hasta dejarme exánime.

El 4 de agosto había sido el cumpleaños de mi hija menor, Enya, quien por estos días se encuentra en Cuba en compañía de su hermana. Al principio pensé que mi estado se debía a la lejanía de mis dos niñas, quienes desde hace más de un mes están con sus abuelas. Pero no, no se trata sólo de eso. La cosa es mucho más grave. Podría decirse que es una mezcla de sentimientos encontrados. La semana pasada, en un resumen de noticias de la isla, mi madre me escribió lo siguiente.

“Bueno ya (…) pagué la prórroga, fueron 50 CUC ¡Por poco me muero ese día de tanto esperar! Ahora cambiaron la oficina que antes radicaba en Nuevo Vedado. Le encargué a un amigo que vive cerca de allí que me averiguara a dónde debía ir y le informaron mal. El caso es que comencé ese día por La Habana Vieja y terminé en La lisa. El maltrato es tremendo, es como si nos castigaran por tener familia fuera. Tuve que hacer una cola al sol que con este calor es uno de los peores castigos que te puedan poner. Según el oficial que atiende en información, ellos no dan ningún servicio, somos nosotros "los que pagamos para ver a nuestros nietos". Me quiso decir que ellos están ahí por culpa nuestra, pues resulta que ni siquiera llenan las planillas cuyo único objetivo es el de pegarle los sellos a los pasaportes por valor de 25 CUC en cada caso. De contra que tenemos que pagar para ver a nuestra familia, nos machucan todo lo que pueden ¡Qué obstinación!”

Esto, unido a toda la información que he recibido últimamente sobre el Maleconazo y el aumento de la represión en Cuba vino a entristecerme sobremanera y a sumirme en el desánimo en que me encuentro. Entre otras cosas leí el excelente post de Aguaya sobre su experiencia en la aduana cubana. Otra historia, entre muchas de las que documenta el blog Evidencias, que confirma las arbitrariedades a las que estamos sometidos quienes decidimos –en detrimento de nuestras convicciones políticas- mantener los vínculos afectivos con la familia que dejamos atrás.


Hoy, en silencio, he repasado una y otra vez las fotos que me mandara una amiga. Las tomó un día que pasó en el parque Almendares con mis hijas y los suyos. Observo sus caras de felicidad rodeadas de una pobreza material alucinante: un parque otrora esplendoroso, hoy en ruinas, unos caballos flacos, un río que de solo verlo me hace sentir su pútrido vaho… metáfora cabal de toda la isla. Sin embargo, me deslumbra la risa abierta que tienen mis hijas cuando están entre gente que las ama y las consiente. Pienso en lo sagrada que es la inocencia. También pienso en la forma en que la palabra Cuba brota a veces de sus bocas cual un pájaro imposible y en cuán difícil se hace controlar ciertos sentimientos. Me detengo en la foto de Enya, la que llaman la Mirena –como le digo a veces bromeando-. Me dejo ir, me pierdo en la profundidad de su ojos, casi puedo palpar su cabello tan negro hasta sentirlo en mis labios. Flaqueo. Cuando la tengo al habla y pronuncio su nombre se me quiebra la voz. Al principio no me reconoce. Hablo un rato con todas mis matriarcas y me quedo peor que cuando llamé sabiendo que todos mis amigos irán a festejar el cumpleaños de mi hija en mi ausencia. Ni siquiera siento envidia. Así de brutal puede ser la tristeza cuando lo tiñe todo.


En un golpe de rabia pronuncio en voz alta el nombre compuesto de mi hija que evoca al fuego y la divinidad; la siento viva, llena de esa rebeldía que es su sello personal. En un conjuro pido trasponer esas características a aquella cárcel de agua. Deseo con todo mi ser que se encarnen y magnifiquen en Cuba sacudiendo la isla toda hasta dejarla inmaculada bajo un nuevo día en el que ya no tengamos que doblegarnos ante nadie en nombre del amor. Un día en el que un pueblo como un solo hombre se levante gritando ¡NO MAS ULTRAJE! Un día en el que los de aquí no paguemos más tarifas absurdas para tener lo que nos corresponde. Un solo día en que la libertad deje de ser un concepto abstracto, una categoría filosófica, política o social para convertirse en un estado de derecho que nos permita renacer como cubanos.

12 comentarios:

  1. Hola Maestro, ya había visto pasar por el blog de Chiquita algo de eso. Celebro vuestra iniciativa y me llego por alli a ver de qué va el asunto. Un saludo cariñoso para Ud.

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  2. Garrix, gracias por pasar y comentar. Hace días no nos hablamos por FB. Espero todo les vaya bien a ti y a Liz. Besos.

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  3. Hola, Is!!!!!
    Estoy rehaciendo poco a poco mi paseo por los blogs!
    Lindo este post tuyo... y triste. Yo he regresado triste de allá. Les hicimos un cumple-cubano a los niños, donde yo estuve presente, a diferencia tuya, pero ya nada es igual.....
    Un beso para ti!!
    Te escribo en breve, para lo de "la encu".
    BESOS!!!

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  4. Agua!!! Qué alegria me da que aprezcas, mujer!!! Mira eso, tu también pasaste por la experiencia de hacerle el cumple a los chamas alla... Yo lo hice solo en mi primer viaje y luego nunca mas. Se lo dejo a mi madre para que se divierta; eso le hace ilusion. Si, me ha dado mucha tristeza leer lo que posteaste. Oye, si, ya vamos dejando atras las vacaciones asi que a ponernos para lo de la pincha YA! Un abrazo para ti.

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  5. Emotivo y triste este comentario, Isabella. Cuba es la estampa de la pobreza.

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  6. Asi, es Armienne, eso nos ha legado quien hoy llega a su 83 aniversario: miseria.

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  7. Gracias Isbe por compartir estas experiencias familiares, son las de tantos!!, yo también pasé por esa "maquinita de moler la paciencia" que es inmigracion, cuando se tiene "un familiar en en el extranjero", o sea fuera del infierno... El tiempo va a pasar y las cosas van a cambiar, tiene que ser asi, no hay otra solucion, pero entretanto mucha gente aun se va a convertir en piedra, como aquella célebre imagen biblica...de sufrimientos y de malaleche

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  8. Hola Raúl, mira te estoy mandando el proyecto. Aún no había leído tu comentario porque seguí trabajando. Y ahora entro aquí y veo lo que dices del "infierno". No, no es casualidad que yo también haya utilizado ese término, es que no se puede calificar de otra manera. Un abrazo.

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  9. cada vez la libertad va siendo menos abstracta, en tanto mas espiritus generosos como el tuyo sigan sacudiendo el cielo para reclamarla, exigirla, arrebatarla... cuando una madre deja de cortejar lo efimero y se empina a por lo divino y eterno, la tierra misma se abre como boca gritona y le hace el coro... la libertad primero es un grito luego es lo que sera. ... hermoso tu escrito, muy hermoso.

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  10. Muchas gracias por ese comentario, Maestro. Como siempre, viniendo de Ud. me honra sobremanera.

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